martes, 31 de julio de 2007

VIDA


Hijo mío, ahora que estás a punto de partir, he de reconocer que me aterra que la vida te haga olvidar el eterno regazo de mis brazos .
Los besos que con breve gesto volaron a través del aire, vía efímera pero consensuada a través de nuestros ojos .

Me da miedo tu plena madurez de hombre niño, porque sé que eres capaz del sufrimiento callado que sólo soportan los hombres que se han forjado en la templanza, y aún no eres un hombre, pero ¡son tán precisas tus palabras!, ¡tán aplastantes tus consideraciones!

El mundo te absorverá, lo sé, y en su vorágine turbia y apresurada, en ocasiones quizás, por breves momentos, tu pensamiento volará hasta mí .
Quiero que te lleves mi sentir de ahora, hijo mío .

Nunca cedas a la desesperanza, porque la esperanza es la luz del mañana, y, sobre su estela florida, camina el hombre de corazón puro dejando una huella indeleble en el Universo .

Nunca te apartes del camino recto; no obstante, sé flexible siempre ante la debilidad del otro, considera que "él" es tu yo más amado, "él" ya vivía en tu esencia antes de tú nacer, pues todos somos "uno" con el espíritu del mundo .

Sé diestro e inflexible, sin embargo, en preservar y desarrollar la riqueza interior donde se baña la lucidez que traspasa el falso espejo del mundo .

Sé para el trabajo como para el disfrute: templado. Pero, ¡hijo mío!, no sé por qué te digo esto, ya que tú nos has enseñado que posees esa gracia especial sólo atribuíble a algunos hombres, y todo esto es inherente a tu ser tan querido por nosotros .
Huye de ilusiones vanas, pues son camino seguro de fracasos y decepciones profundas .
Actúa siempre desde la sencillez .

¡Qué corta ha sido tu niñez tan preciosa! Ella por sí sola es una perla que añadir a las joyas que posee la Naturaleza pues, en la misma, brilla una estrella más desde tu concepción .

Te dejo partir con alegría, porque sé que ese hombre que eres vive en tí desde el principio de tu vida, con todos sus valores . Pero echaré tánto de menos tu alegría, tu natural comunicación, tus besos, tu confortable afecto .

Tu justa e insobornable firmeza ante los diversos reclamos de la vida me ha enseñado tánto que, hijo mío, he de decirte que todo esto es un milagro, ya que, en la historia de la vida, por esta vez, se han invertido los términos .

Tú me has enseñado a través de tu suave, delicada, pero firme actitud, que merece la pena levantarse sólo por verte actuar en el futuro y siento el orgullo sereno de la "justa medida" que Dios derramó en mí a través de ti.

Vete en paz, en ti deposito mi esperanza, tenue semilla que un día creó tu preciosa vida.
Sé que nunca estarás lejos, por lejos que llegues a estar, pues resides dentro de mi corazón .

Ahora es tu tiempo, aprovecha tu porción de vida . Vívela con el equilibrio que sólo se le atribuye al hombre justo .

Refréscate en la fuente de la vida .
Danza y baila con su música .

Trabaja, siembra, cosecha y, al atardecer, no olvides elevar una oración en agradecimiento por todo lo que has recibido y que espero, es más, estoy segura, que en ti alcanzará la proporción de la nobleza que transmite tu espíritu .





2 comentarios:

Anónimo dijo...

María, quisiera felicitarte por tus contenidos, son de una fuerza desgarradora. Me gusta mucho y espero que sigas poniendo contenidos. Hasta pronto.

luzdelsendero dijo...

Gracias Dani,para mí resulta muy grato que una persona de tu talento valore lo que escribo, intentaré estar siempre a la altura.
Hasta pronto.