sábado, 21 de julio de 2007

EL HOMBRE DE DIOS




Se encontraron dos amigos a la caída de la tarde y , no habiendo comido nada en todo el día , se dijeron el uno al otro:
-Podríamos ir hasta esa hacienda cercana , de cuyo dueño se dice que es el más rico de estos alredores , y cuyas posesiones se pierden de nuestra vista . Pediríamos algo de comida y posada para pasar la noche .

Llegaron siendo ya noche cerrada y , aunque con algo de reparo , se decidieron a llamar a la puerta . Salió a abrirles el dueño de la casa , que ante la petición de ambos , accedió a darles comida y cobijo por aquella noche , pero a cambio ellos deberían dar de comer a los animales y limpiarlos , antes de partir a la mañana siguiente .

Hallándose ambos acomodados y satisfechos hasta la saciedad , se les ocurrió un plan cuya trama decidieron poner en práctica .

Creyendo que el señor de la hacienda dormía , entraron a hurtadillas en su habitación con inten ción de robarle algún dinero y ver si había algo de valor que pudieran vender en la ciudad vecina . Pero al entrar , encontraron al buen señor , leyendo a la luz de un candil , las enseñanzas que se contienen en el Libro de la Sabiduría .

El amable señor les invitó a pasar y les preguntó qué se les ofrecía a horas tan avanzadas .

Los intrusos avergonzados de sus intenciones decidieron confesarlo todo y pedir perdón al dueño de la casa , y entonces se encontraron con una sorpresa .

-Queridos amigos , les dijo , mi casa es la vuestra por todo el tiempo que queráis . Yo tenía tres hijos que Dios me regaló hermosos y fuertes siendo cada cual más hermoso que el otro , tal era el regalo de Dios en mis años de senectud . Ellos cuidaban mi hacienda , y yo sentía que el buen Dios había bendecido mis años de trabajo y oración para mayor gloria de Su Nombre . Mis días estaban dedicados al estudio de este libro que mi amorosa madre me dejó tras haberme enseñado sus grandes dones .
Ahora que mis hijos me faltan , mis días y también mis noches son todos para derramar mi alma en sus preciosas páginas . Sólo en ello encuentro consuelo para seguir viviendo , y así he decidido que sea mi vida mientras quede luz en mis ojos y aliente mi espíritu .

-Os ofrezco cuanto tengo , ya que de poco me ha de servir .
La vida me sonreía . Mi hacienda era próspera , sus árboles frutales estaban tocados de su mano , sus cosechas tempranas y a la sazón daban frutos al ciento por uno que no se conocían en todo el mundo .

No había caminante que pasara por este lugar , que no se sentara a nuestra mesa y quedara maravillado por los manjares de mis tierras . Sus animales pacían hermosos y lozanos , tan diligentes que parecían haber aprendido del buen Dios a servir a mi hacienda .

Las estaciones se sucedían como un sueño , sus noches eran tan hermosas como sus días y yo ansiaba casi tanto ver anochecer bajo el cielo estrellado , como ver el suave y fresco amanecer bajo el rocío vivificante en los inicios del despertar del sol , cuando aún , casi bostezando , se decide a extender sus templados y amorosos brazos sobre los campos de míes y los arroyos cristalinos para mirarse , en suave coqueteo , alumbrando los cielos que , a esa hora , comienzan a vestirse primorosamente del azul intenso del lapislázuli .

Los estanques reflejaban en sus destellos la sonrisa que Dios había puesto en todos los días de mi vida y yo agradecía cada momento no creyendo merecer Sus Bienabenturanzas .

Al atardecer , mi hacienda volvía a su quietud habitual como por ensalmo . Todos sus animales : garzas , pavos reales , cigüeñas , gacelas , etc . , volvían a su hogar estableciendo el orden que Dios disponía entre sus criaturas , naturalmente .

Cuando el invierno traía el cierzo y las copas de los árboles aparecían nevadas , los animales ivernaban en sus madrigueras , y yo les esperaba anhelante con todo mi ser maravillado ante la sabiduría de Dios que todo lo disponía para bien de sus criaturas .

Así pasaron los años entre el amor de mis hijos , la leche caliente de mis ovejas , la dulce miel de mis panales , y el sabor de los dátiles que endulzara los pechos de las hijas de Alejandría , insuflando a sus vástagos la dulzura del amor desde su concepción .

El apego de mis hijos por la tierra de Dios crecía conforme a sus años , en ellos se miraba el buen Dios ofreciéndome su perfección . En la templanza descansaban sus miembros del trabajo amoroso de la Hacienda .

Hasta que un día aciago las furias de todas las tempestades se desataron sobre mi vida y todos los rayos y truenos cayeron sobre mi nombre para maldecirme . Mis hijos , uno tras otro murieron de un mal extraño semejante a la tristeza . Volaron sus sueños de miel y brezo hasta los jardines del cielo . No se pudo hacer nada por sus vidas .
Mis alabanzas a Dios se hicieron impenitentes . Él me los dió y El me los quitaba . No había minuto ni segundo de mi vida en que no cantara la grandeza de mi Dios al haberme hecho conocer el Amor de Su dulce cuidado .

Por eso me encontráis en este momento leyendo y orando continuamente .
Mi alma se ha vuelto un río incontrolable de adoración a Su Nombre , porque Santo es quien me ha hecho conocer una vida semejante al cielo , para un ser miserable como yo soy .

Los mendigos impresionados por su historia cayeron de rodillas ante él pidiendo perdón , pero el pobre señor les rogó que se levantaran y les hizo saber que sólo Dios podía haberle enviado a dos personas necesitadas de su apoyo material .
-La necesidad que padecéis de alimentos y cobijo , les dijo , encaja desesperadamente con mi propia necesidad de compañia y consuelo . Por tanto os ruego que aceptéis la hospitalidad que os ofrezco , ya que mi lengua lleva inscrita la Palabra de Dios y esta es Su Hacienda , la Hacienda donde se prodigará el cobijo y el Amor durante todas las edades hasta el final de los tiempos .

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