martes, 18 de septiembre de 2007

CUANDO DEJE DE AMARTE



Cuando la piedra sea agua
La luz se convierta en sombra,
Cuando la Tierra sea Cielo
Y el Cielo, mansión en obras.

Cuando no canten los ríos
No sea del día la luz
Tu amor no sea amor mío,
Y en mi mente no estés tú.

Sólo, sólo entonces dejaré de amarte.

Cuando . . .
Todo haya acabado
El mal sea desterrado
El odio sacrificado
Y el amor embanderado.

Cuando los peces del río
No aniden junto a las piedras,
Cuando tú no seas la hiedra
Enredada en mi atavío;
Cuando no seas amor mío.

Cuando yo beligerante
Olvide cuantos amantes
Horadaron tu almohada.
Cuando no esté enamorada . . .

Cuando no valgan tristezas ni regaños,
Cuando no lleves la cuenta de mis años
Y éstos no sean peldaños de bajada,
Cuando no esté enamorada . . .

Cuando mi amor ya no sea
Una canción aprendida
Y en ello pongas la vida
Aunque ya no la poseas.
Cuando tú ya no seas . . .

Cuando no sean tan fríos tus abrazos
Y no midas cada paso
Del camino a nuestra casa,
Cuando te crezcan las alas.

Cuando no sea la fuerza
Del amor lo que te impulsa,
Cuando estalle mi repulsa
Por ser mi única respuesta.

Cuando me hables de amistad
Y sienta la soledad
Atenazando mi alma . . .

Cuando se enfríe mi posada
Y sólo logre cansarte
Dejaré de amarte . . .
Y añoraré ser amada.


jueves, 6 de septiembre de 2007

LA SIEMBRA DE DIOS

Llené mi ser con la dulzura del Amor de Dios, y en su recorrido a través de mi universo íntimo, gozó mi alma al sentirse henchida de Sus amorosos efluvios.
Se repoblaron Sus campiñas y se llenaron los primitivos cántaros, por Él creados en mí a tal efecto, otrora vacíos secos y agostados de Sus grávidas míes, cual cosecha sembrada sin la ayuda de Su vivificadora lluvia.

Y resonó su eco en mi ser, por todas las edades en que no me consideré apta a Sus preciosos ojos.

Alegróse mi alma, por el bien que se le venía encima, cantando sin cesar desde el alba hasta el ocaso cánticos desconocidos en la sinfonía esencial de los mundos.
Alegróse también mi ser vital, hasta lo indecible, conocedor de Quien discernía mis pensamientos; del que era Artífice en la proeza del cómputo de cada uno de mis cabellos, todo mi universo íntimo, maravillado, aplaudía y clauidicaba al unísono ante tal portento.
Despertaron mis dormidas células, en franca recuperación, para sentir correr mi sangre en tumultuoso torrente, enmudecido ante las cosas del mundo; y en incesante Acción de Gracias por la abundancia de la Vida verdadera.

En perplejidad gozosa, incitado por el milagro de Su Fiesta en mi interior, mi ser consentía, en placentero abandono, ante Sus benéficos efectos.

Escapó mi infortunado desvelo, transformándose en anhelo intencionado, en consciencia gozadora de ese Amor infinito y dulcemente incontenible.

Nacía Su Amor en las entrañas del ser y, con total y absoluto beneplácito, se instauraba en los arrabales del corazón, conformando un dulce remanso, manantial de los mares profundos en los inicios de la vida, donde el astro rey, pusiera mil tornasoles, templándolo con la luz de Su Regazo.

En una fusión sin precedentes: Agua y Luz, dulcemente consensuadas en la dualidad del origen de los mundos; se constituía en amorosa cosecha de la Siembra de Dios.

Extasiarme buscaba en tan ansiada soledad, sin conceder crédito a tanto beneficio.

Amabilísimos Sus ojos que, en Su liviana mirada, me prestaban el conocimiento de la Ciencia que se gesta en el Árbol de la Vida.

Mansa la certidumbre de mis limitaciones, abocadas a la nada, sin la ayuda de Su Mano generosa.

Mi acusada ausencia del Amoroso Regazo, parecía ser un instante, ante Su Corazón indulgente.

En el sórdido camino de la negra noche, Él me prestaba Su Luz, revelándose como Supremo Norte y Guía en el único camino de retorno al deleitoso Hogar de la Alegría Perfecta.

Huyeron los estímulos del mundo.

Mi espíritu buscaba la Huella que otros pasos prestaron a mis pasos.

En los recovecos de mi alma, la esencia de mi ser, aún recordaba la excelsa Siembra de Su Amor In finito.

miércoles, 5 de septiembre de 2007

MUNDO MÍO, MUNDO NUESTRO



Hogar callado, mudas paredes vacías

Implorando los suaves susurros

Añorando la infantil algarabía

De otros tiempos,

reproches, llantos,

ternura, mágica ternura

Que la ausencia me prodiga.

Asfalto de ciudad

Trasnpirando el sudor de mis desdichas,

Recogiendo mis suspiros,


Mis penas, mis alegrías.

Sangre, huesos, piel de asfalto;

Mis pies pegados al suelo

Y mi corazón muy alto

Elevándose hasta el cielo.

Mundo de puertas adentro

Casa, calor, paredes donde reías;

De puertas adentro, el mundo,

La vida, se detenía.

Con tu risa y con mi risa

Tejíamos la corona

La vida se entretenía,

Entre tu risa y mis bromas.

Mis lágrimas, tu sudor

El dolor de mis entrañas

Pariendo luz del amor.

Tu alma de niño grande

Desbordada de ternura

Sueño grande de ser padre

Desde tu infancia menuda.

Mundo de puertas adentro

Felicidad atrapada

Ansiando parar el tiempo.

Mi hastío por siempre sofocado


Al calor de los pucheros

Y mis sueños . . .

Entre humos silenciados

Resonando por siempre en mi silencio.

Mundo de puertas adentro

Poesía . . .

Alma desnuda,

En la luz, y en la penumbra,

Que se niega a madurar

Aunque madurar le urja.

Poesía . . .

Dulce, amarga poesía


Dulzura de mil amores

De mil rupturas desdichas

Poesía . . .


Sueño que al alma alimenta

Y que el alma necesita.



martes, 4 de septiembre de 2007

BUSCADORES DE LUZ


En mi pecho, la herida de Su pecho

Mis labios de Su sed aún no saciados

Vivísimos deseos de otros mundos

¡Bajadme de esta cruz, subidme alto!

No nací, pero habito el mundo audible

Escabrosa miseria de lo humano

Lo visible;"perfecto", "aborrecible".

El Amor, la Ternura: "abandonados".

Naceré con la aurora de los vientos

Que traiga de su brazo el nuevo día.

Naceré cuando viva la utopía

Moriré, aunque viva entre los muertos.

Nacerán sendas alas en mi mente

Que atrapará el misterio inhabitado

De corazones y almas emergentes

Buscadores de Luz, EN-AMOR-HADOS.

NAUFRAGIO




Vuela en el aire la palabra amor

Rota, desconocida, avasallada, ignota.

Navega entre lamentos un corazón perdido

En un mar sin orilla.

En su barca

La rabia y el coraje

De la derrota amarga y dolorida.

un cruel hachazo lo deshizo en dos:

El amor;

Corazón decapitado que muere enamorado;

Muerto el amor;

Renace la esperanza del otro Corazón.

lunes, 3 de septiembre de 2007

¿QUÉ FUE DE TU NIÑEZ?


¿Dónde han ido a parar las tardes de verano,

Dónde el preludio de tus primeros llantos,

Dónde el calor de tus ansiados besos,

Dónde tu incierto compás del desperezo?

¿Y la vela testigo de aquellos cumpleaños,

Dónde fueron las horas robadas al descanso,

Qué fue de mi alegria ante tu primer diente,

Y de tu alborotado parlateo inocente?

¿Por qué no congelamos aquel precioso instante?

¡Qué prisa había por vivir otros momentos. . . !

¿Por qué no nos quedamos presos en esa estancia

Cuando dijo "ma- má", "pa-pá", con arrogancia?

¿Qué fue de mi dolor ante tu primer vuelo

En esa tu primera jornada de colegio?

¡Quién interpretará la música estridente!

¡Cúal será la canción que nadie interprete!

¿Quién dibujará tu silueta en la deshecha cama

O penetrará mis sueños para alterar su calma?

¿Qué fue de los Domingos, los Martes y los Jueves,

Adónde los Eneros, los Mayos y Diciembres?

¿Por quién contar las hora hasta la larga noche?

Por qué no hablamos de amor cuando hubo tiempo,

Y nos regalamos sendas treguas al reproche?

¿Quién recogerá la voz de mis lamentos

Cuando no sea tiempo de asistir a duelos?

¿Por qué no conservé un trozo de tu sol

Para habitar el bosque de mi duro invierno?